Aunque las empresas llevan años digitalizándose, no cabe duda de que la pandemia ha acelerado el ritmo al que se está produciendo, y esto está abriendo debates para introducir cambios fiscales que no van a favorecer ni a muchas personas ni a empresas. En particular, los impuestos sobre los servicios digitales (DST, por sus siglas en inglés) son cada vez más frecuentes en todo el mundo; o bien se han propuesto o ya están en vigor. Estos impuestos van dirigidos principalmente a las grandes empresas online, como Amazon y Google, pero no se deje engañar: también tendrán un impacto en las pequeñas empresas online.
La economía digital está creciendo a un ritmo importante; de hecho, crece 2,5 veces más rápido que el PIB. Como es de imaginar, los gobiernos de todo el mundo quieren hacerse con su parte de los impuestos que derivan de este cambio. Esto no es nada nuevo. Por ejemplo, en 2018, la Comisión Europea (CE) propuso un DST temporal, con una tasa del 3% para los ingresos derivados de ciertos tipos de ingresos online, como los servicios de publicidad.
En aquel momento, Estados Unidos dijo que no participaría en nada de esto. Sin embargo, su posición ha cambiado desde entonces. Los cambios fiscales promovidos por el gobierno de Biden prometen que un impuesto sobre los servicios digitales será una realidad en Estados Unidos. América se uniría a países como Austria, Francia, India, Italia, Kenia, Polonia y el Reino Unido. Estas políticas están surgiendo en varios rincones del mundo, y una larga lista de países que aún no las han puesto en marcha, están ahora proponiendo y discutiendo posibilidades.
Lo fundamental sobre estos impuestos es que ya están aquí, y como ya están, se puede esperar que empiecen a aplicarse en más países, incluso en el suyo.
Por qué el impuesto sobre los servicios digitales genera controversia
Este impuesto se considera polémico por muchas razones. Por un lado, gravar los beneficios en función del lugar de residencia de los usuarios es una violación de los acuerdos internacionales, ya que los ingresos se gravarían más de una vez. ¿Se trata entonces de una nueva moda que va a desaparecer, o es más bien la nueva normalidad? Nosotros estamos convencidos de que es una parte de la nueva normalidad. El comercio minorista online nunca volverá a ser lo que era antes, y los gobiernos mundiales encontrarán la manera de quedarse con su parte del pastel.
¿Qué se puede hacer? Para muchos, la respuesta es trasladarse a una jurisdicción en la que no se prevea la aplicación de este impuesto sobre los servicios digitales. O, por lo menos, irse a un país offshore donde este impuesto sea más bajo que el de su país.
Estudio de solución offshore: Wyoming
Tomemos por ejemplo Wyoming.
Todos sabemos que Wyoming es un importante centro offshore y está en el punto de mira de personas ricas y corporaciones de todo el mundo. ¿Por qué? Bueno, para empezar, Wyoming no tiene impuesto sobre la renta de las personas físicas y no tiene impuestos sobre los ingresos corporativos. Esto ya es un factor importante para muchos. Wyoming también es especialmente favorable para las empresas online, facilitando a los clientes la creación y apertura de una cuenta en el estado. Los bancos de Wyoming ofrecen portales online en los que se pueden realizar todas las transacciones que se necesiten, lo que también convierte a este estado en una opción viable para las empresas de e-commerce.
Wyoming también permite constituir una sociedad de forma sencilla y rápida, otra ventaja de la que disfrutan aquellos que buscan escapar de los DST. Las empresas pueden disfrutar de una larga lista de ventajas que incluyen todo esto, además de tener que realizar pocos trámites y pagar tasas mínimas, lo que reduce las dificultades y los costes iniciales de establecerse en Wyoming.
Tal vez lo más interesante para los clientes es el hecho de que Wyoming se encuentra en Estados Unidos, que, para sorpresa de muchos, es la jurisdicción offshore más secreta que existe. Las empresas con sede en Wyoming no tienen que preocuparse de que se revele su información fiscal o cualquier otra información a otras jurisdicciones. Los directores y accionistas no aparecen en los registros públicos, lo que también resulta atractivo para las corporaciones de otras jurisdicciones offshore.
Conclusión
Vivimos en una época en la que las economías nacionales y globales se encuentran en condiciones sin precedentes debido a la pandemia y a la agitación política. Los gobiernos han demostrado de manera fehaciente, y siento decirlo, lo codiciosos que son. Todos vimos el poco tiempo que tardó la criptomoneda en convertirse en objeto de impuestos. Ahora, los gobiernos del mundo pretenden ir tras una parte importante de los ingresos derivados de las ventas online, y aunque dicen que los impuestos sobre los servicios digitales no afectarán a los pequeños, esto no podría estar más lejos de la realidad.
No importa si usted tiene una plataforma online multimillonaria o una tienda online familiar, debe informarse de qué son los impuestos sobre los servicios digitales y qué puede hacer para evitarlos.
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ABR
2021
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