La lucha contra los traficantes de drogas, el blanqueo de capital y otras actividades ilegales, limitando el flujo de fondos ilícitos es una causa noble, ciertamente. Sin embargo, hacerlo a expensas de los propietarios de negocios honestos, que sólo quieren asegurar los activos que tan duro han trabajado para conseguir, no parece correcto.
Eso, entre otras razones, es lo que hace que jurisdicciones offshore populares rechacen cumplir con las leyes de transparencia. Esto es lo que sucede con la Isla de Man, uno de los Territorios Británicos de Ultramar (British Overseas Territories, en inglés), que se ha negado a la llamada de Londres para unirse a la ofensiva de la transparencia. Tienen 30.000 razones para hacerlo (30.000 empresas registradas en la isla, que hacen atractivo su sector financiero).
El choque de las agendas del Reino Unido y de la Isla de Man plantea una pregunta importante: ¿Es la transparencia el camino a seguir para las jurisdicciones offshore?
Lo que el Reino Unido quiere
Londres quiere responder a la petición mundial de combatir el blanqueo de capitales solicitando a las jurisdicciones offshore, empezando por las que forman parte de los Territorios Británicos de Ultramar, que revelen la información sobre los propietarios de las sociedades offshore registradas.
El Reino Unido va a hacer público el primer registro, en el que se podrán realizar búsquedas bajo demanda. Londres está convenciendo a los Territorios Británicos de Ultramar a cumplir con los requisitos utilizando varios métodos.
Lo que la Isla de Man quiere
Allan Bell, el jefe del gobierno de la Isla de Man.
A medida que la situación política y económica en todo el mundo está de alguna manera empeorando, hay un creciente interés en asegurar el patrimonio de los negocios en centros offshore, y son la protección de los activos y los beneficios fiscales los que hacen que una jurisdicción como la Isla de Man sea atractiva.
¿En cualquier caso, por qué las empresas quieren tener una sede offshore?
Gobiernos corruptos, competidores poco éticos, y un entorno político y económico incierto, entre otros motivos, son las razones típicas para que un negocio quiera irse offshore. Por supuesto, hay empresas que se trasladan a centros offshore para rebajar el pago de impuestos, sin embargo, lo hacen por la razón equivocada. Y esta es probablemente la razón principal por la cual el mundo, incluyendo las empresas que son mucho más pequeñas en tamaño pero que pagan un porcentaje relativamente alto en impuestos de negocios, quiera desterrar el secreto de las jurisdicciones offshore.
¿Qué podría ir mal?
Muchísimas cosas. Una razón equivocada para irse offshore es una de ellas, otra sería elegir la jurisdicción equivocada, elegir al agente equivocado, confiar en el abogado equivocado, etc.
Justamente, junto con los criminales, las sociedades offshore "malas" que caminan en la zona gris de las leyes offshore, negocios – e individuos – que genuinamente quieren irse offshore para proteger sus activos, se enfrentan a las mismas consecuencias: Acceso limitado.
Todo el esfuerzo de organizaciones como la OCDE que “obliga” a las jurisdicciones offshore a firmar el acuerdo de intercambio de datos para poner fin al secreto bancario, parece contradecir a las consecuencias de tal represión hacia las pequeñas empresas e individuos.
¿Cómo es eso? Un escenario simple: Si los Territorios Británicos de Ultramar deciden responder a las llamadas de transparencia, los blanqueadores de capitales y los criminales simplemente moverán sus activos a otras jurisdicciones offshore que todavía proporcionen secreto en los registros y actividades. Por el otro lado, las empresas que no se puedan trasladar de la jurisdicción en que se encuentren, terminarán exponiendo sus activos al público en general.
En otras palabras, la transparencia en los registros de sociedades offshore penalizará a las empresas, mientras que los criminales se saldrán con la suya con pocas o ninguna consecuencia.
Conclusión
Desafortunadamente, el daño está hecho. Lo que las empresas y jurisdicciones offshore, nos referimos a aquellas que quieren hacer las cosas legítimamente, pueden hacer por ahora es esperar y ver. O tratar de contraatacar.
Ciertamente es una situación difícil y la guerra contra el blanqueo de capitales y la corrupción es una guerra muy larga, y que creemos que va a ser combatida a expensas de las empresas legítimas. Por el bien común, ¿quizás? ¿Le parece justo? Usted decide.
ENE
2016
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