Gracias a las investigaciones y reportajes de los medios de comunicación internacionales sobre el blanqueo de capitales, la evasión de impuestos y todo lo demás, el sector bancario internacional está siempre en el punto de mira. Por desgracia, los medios de comunicación casi siempre presentan a la banca offshore como un servicio utilizado por delincuentes y malhechores.
En realidad, la banca offshore existe debido a las necesidades del comercio internacional. Por lo tanto, no hay razón para que se considere ilegal.
Pero si esto es así, ¿por qué la banca offshore está tan mal vista?
1. Actuar según las leyes locales
La cuestión de la banca offshore es que se rige por las leyes y reglamentos de una jurisdicción en particular. Algunas jurisdicciones offshore imponen leyes fiscales que son bastante "normales" para sus ciudadanos, pero que a menudo se consideran "favorables" (léase más abajo, incluso inexistentes) para los titulares de activos que son ciudadanos de jurisdicciones con impuestos elevados como Estados Unidos.
La baja tributación tiene obviamente una razón. Normalmente está pensada para atraer inversiones extranjeras directas a una zona concreta. Las jurisdicciones offshore ofrecen una asignación de capital eficiente, lo que permite a los inversores extranjeros evitar la tributación doble o triple.
Pero, lamentablemente, algunas personas y organizaciones ven en estas condiciones tan atractivas la oportunidad para esconder sus fondos obtenidos de manera ilegal (es decir, mediante actividades ilícitas, blanqueo de capitales, etc.). Estas actividades suelen implicar una cantidad astronómica de dinero. Por ejemplo, según algunos estudios, los grupos del crimen organizado y el narcotráfico encabezan la lista de beneficiarios que utilizan la banca offshore para actividades ilícitas, con cifras que oscilan entre los 800.000 millones y el billón de dólares anuales.
2. El anonimato es una espada de doble filo
Algunas jurisdicciones bancarias offshore, y sus representantes, ofrecen a sus clientes un anonimato de primera categoría. Esta es una ventaja significativa de la banca offshore que, desafortunadamente, puede ser usada tanto para actividades legales como ilegales.
Las investigaciones revelan que los ciudadanos de algunos países financieramente inestables y ricos en petróleo han escondido más de 7 billones de dólares en paraísos fiscales, lo que corresponde aproximadamente el 10% del PIB mundial, mientras que las multinacionales en forma de compañías shell representan una cifra de 12 billones de dólares, lo que supone casi el 40% de toda la inversión extranjera directa a nivel mundial. En realidad, la cifra real es casi imposible de determinar, simplemente porque los fondos se mueven en los sistemas financieros de forma anónima.
Compañías como Mossack Fonseca, mencionadas en los papeles de Panamá, han sido acusadas de ser los culpables de facilitar dichas transacciones, haciendo uso de lagunas legales, como la confidencialidad de la información financiera, para ayudar a sus clientes a esconder su patrimonio y evadir/eludir los impuestos a través de estructuras offshore.
Debido a la falta de transparencia, los medios de comunicación aprovechan la oportunidad para crear contenidos atractivos (que comparten en las redes sociales), influyendo así en la opinión pública, e incluso falsificando información.
3. Si no puedes controlarlo, condénalo
Este parece ser el mantra de muchos países "onshore", si no puedes controlar el flujo de dinero, basta con condenar a los intermediarios, en este caso, los centros financieros offshore (OFC, por sus siglas en inglés), como los culpables de todo el dinero "perdido" en el mundo.
La realidad dista mucho de esto.
Según el economista Daniel J. Mitchell, las jurisdicciones offshore son solo intermediarios, nunca son el origen ni el destino final de los flujos financieros. Todos pueden usar estas jurisdicciones para cualquier propósito, legal o ilegal. Esto hace que el control sobre el flujo de fondos sea casi imposible. Entonces, ¿qué hacen los gobiernos "onshore"? Condenar a esos centros financieros offshore. Esto ha generado el fin de la privacidad en Suiza y en muchas otras jurisdicciones offshore, sin tener en cuenta que, de hecho, en términos de estabilidad económica y política y de seguridad con respecto a los fondos de los clientes, son mejores que sus "homólogas onshore”.
Todos estos aspectos son noticias espectaculares, y los medios de comunicación raramente se lo piensan dos veces antes de crear sus titulares, especialmente cuando se producen nuevas filtraciones de datos o información.
Conclusión
Independientemente de la publicidad negativa, quienes entienden los valores que ofrecen los bancos y las jurisdicciones offshore en general, siempre buscarán la manera de proteger sus activos mediante este tipo de mecanismos.
Concluyendo: Un ataque a los paraísos fiscales es, en efecto, un ataque a la globalización. La globalización pone en tela de juicio el modelo económico convencional que se centra en los límites geográficos, que han quedado prácticamente obsoletos. En las actividades financieras actuales, que ya no se limitan a los lugares geográficos, es lógico utilizar los servicios que prestan las jurisdicciones offshore.
Es hora de que los medios de comunicación informen basándose en pruebas reales, viendo ambos lados de la historia de forma justa. Centrarse en las actividades ilegales relacionadas con la banca offshore no le sirve de nada al público en general, ni tampoco ayuda a las jurisdicciones offshore a obtener la justicia que merecen.
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